Nueve y media de la mañana y la luz del sol aún era tenue. Mujer de perdidas miradas y profundas soledades miraba sin mirar, queriendo salir de aquel lugar que poco a poco la iba sofocando sin que pudiera hacer nada al respecto.
Odiaba los lunes, sabía que ese era el día en que la realidad iba a reprocharle cada sueño roto. Cinco palabras y muchas más lágrimas, realmente no le gustaba la idea de pensar que durante dos noches se había olvidado de lo que era sentir... dos días sin pretender sonreír, sin amores desencontrados ni viajes de tristezas hacia un lugar oscuro: el abismo.
Cinco días más, pensaba, pero el reloj no avanzaba... se había pausado para que viera detalladamente cada cosa y problema que debía resolver. El reloj ya no hacia "tic tac". Su corazón ya no latía más. Su sangre se congelaba al igual que su piel, el abismo la había llevado con él, la tristeza de su corazón aún seguía latente y cada vez era más fuerte el sentimiento de soledad.
El lunes la había matado, pero ella seguía respirando...